la última jugada (antes del final)
Extraña cosa, o quizá no tanto, pero el Bar Británico no es un bar, sino una cierta reacción química con, al menos, estos componentes:
1. tres gallegos;
2. esa esquina de Defensa y Brasil;
3. más de 40 años de rodaje;
4. el nombre del bar;
5. sus clientes.
Todos los elementos son imprescindibles: quitemos cualquiera de ellos y el británico no existe más.
En principio, y de acuerdo a lo visto, hablado y leído, este es el final:
1. los gallegos firmaron un convenio de desocupación que implica la entrega del local libre de ocupantes el 1 de abril a las 12:00 hs;
2. a menos que logren "vender" el nombre, ya no será más el Británico;
3. se terminó el ciclo de 40 años;
4. si fuera a seguir será en otro local;
5. los clientes... bueno, cada uno veremos.
Siguiendo el razonamiento propuesto, el Bar Británico está despidiéndose para siempre.
La última jugada
A pesar de este panorama sombrío, coadyuvado por el accionar de los propios dueños del bar, queda una esperanza, hay una visión:
1. ellos nunca planearon "perder" el bar, el valioso fondo de comercio que es fruto del trabajo de sus vidas;
2. Trillo y Miñones, uno por cansancio y otro por problemas de salud, sí pensaron en ir retirándose del trabajo, de hecho Miñones no está en el bar desde hace un año, pero tampoco pensaron en "dejar morir" el negocio para el cual tenían / tienen sus planes propios, sea venderlo a sus empleados o a un pariente o lo que sea;
3. Manolo simplemente no concibe otra vida más que la que viene llevando, seguir en su actividad como hasta ahora.
Preguntas:
1. El fondo de comercio tendría un valor aproximado de U$80.000.- ¿Los gallegos son tan zonzos que no les importa perder este dinero?
2. Si lisa y llanamente terminara la explotación del local, se extinguiera el Británico, deberían pagar alrededor de U$50.000.- en indemnizaciones. ¿Creen ustedes que ésta es la idea brillante que pensaron para terminar esta historia de vida?
Según lo que he conversado con cada uno, estas son las respuestas:
1. Manolo entendió que "en marzo se firmaba el nuevo contrato de alquiler";
2. Trillo viene de un momento muy difícil en el aspecto personal y actuó en cierto modo como Manolo, sin pensar demasiado y, siguiendo a Miñones, firmó;
3. Miñones está luchando con su salud y firmó porque le dijeron que "ahora todo el mundo lo hace mientras no tiene contrato".
Nada de esto implica que hubiera una intención concreta de dejar el bar, y mucho menos de verse envueltos en pérdidas por aproximadamente U$130.000.-
Digresión: yo creo que el argumento utilizado por los propietarios estaría en el orden de "la seguridad entretanto no haya un nuevo contrato firmado y en el caso de que ellos tuvieran algún 'inconveniente' como, por ejemplo, morirse, y que alguno de sus herederos o dependientes se 'apropiara' del lugar".
Yo entiendo que aquí se habría "manipulado la voluntad" de estos señores para terminar con ellos, más que con el bar ya que eso está fuera del alcance del propietario (los diarios dicen que fue a Cultura de la ciudad para comprometerse a no hacer un ciber, pero de los gallegos, nada..., en fin, fue a neutralizar el efecto de la presentación de firmas).
Señores del Derecho:
¿Pueden fundamentar el vicio de la voluntad con estos hechos?
¿Puede un tercero intervenir y aducir por el vicio de la voluntad de esta gente?
¿Hay algún otro argumento legal que sirva para defender el derecho de esta gente de continuar la historia como ellos desean, de acuerdo con este bar monumental que ellos construyeron y que por eso les pertenece?
Ya sé que es difícil, pero pido ayuda, el tiempo corre y queda muy poco. Gracias.
Un parroquiano.
1. tres gallegos;
2. esa esquina de Defensa y Brasil;
3. más de 40 años de rodaje;
4. el nombre del bar;
5. sus clientes.
Todos los elementos son imprescindibles: quitemos cualquiera de ellos y el británico no existe más.
En principio, y de acuerdo a lo visto, hablado y leído, este es el final:
1. los gallegos firmaron un convenio de desocupación que implica la entrega del local libre de ocupantes el 1 de abril a las 12:00 hs;
2. a menos que logren "vender" el nombre, ya no será más el Británico;
3. se terminó el ciclo de 40 años;
4. si fuera a seguir será en otro local;
5. los clientes... bueno, cada uno veremos.
Siguiendo el razonamiento propuesto, el Bar Británico está despidiéndose para siempre.
La última jugada
A pesar de este panorama sombrío, coadyuvado por el accionar de los propios dueños del bar, queda una esperanza, hay una visión:
1. ellos nunca planearon "perder" el bar, el valioso fondo de comercio que es fruto del trabajo de sus vidas;
2. Trillo y Miñones, uno por cansancio y otro por problemas de salud, sí pensaron en ir retirándose del trabajo, de hecho Miñones no está en el bar desde hace un año, pero tampoco pensaron en "dejar morir" el negocio para el cual tenían / tienen sus planes propios, sea venderlo a sus empleados o a un pariente o lo que sea;
3. Manolo simplemente no concibe otra vida más que la que viene llevando, seguir en su actividad como hasta ahora.
Preguntas:
1. El fondo de comercio tendría un valor aproximado de U$80.000.- ¿Los gallegos son tan zonzos que no les importa perder este dinero?
2. Si lisa y llanamente terminara la explotación del local, se extinguiera el Británico, deberían pagar alrededor de U$50.000.- en indemnizaciones. ¿Creen ustedes que ésta es la idea brillante que pensaron para terminar esta historia de vida?
Según lo que he conversado con cada uno, estas son las respuestas:
1. Manolo entendió que "en marzo se firmaba el nuevo contrato de alquiler";
2. Trillo viene de un momento muy difícil en el aspecto personal y actuó en cierto modo como Manolo, sin pensar demasiado y, siguiendo a Miñones, firmó;
3. Miñones está luchando con su salud y firmó porque le dijeron que "ahora todo el mundo lo hace mientras no tiene contrato".
Nada de esto implica que hubiera una intención concreta de dejar el bar, y mucho menos de verse envueltos en pérdidas por aproximadamente U$130.000.-
Digresión: yo creo que el argumento utilizado por los propietarios estaría en el orden de "la seguridad entretanto no haya un nuevo contrato firmado y en el caso de que ellos tuvieran algún 'inconveniente' como, por ejemplo, morirse, y que alguno de sus herederos o dependientes se 'apropiara' del lugar".
Yo entiendo que aquí se habría "manipulado la voluntad" de estos señores para terminar con ellos, más que con el bar ya que eso está fuera del alcance del propietario (los diarios dicen que fue a Cultura de la ciudad para comprometerse a no hacer un ciber, pero de los gallegos, nada..., en fin, fue a neutralizar el efecto de la presentación de firmas).
Señores del Derecho:
¿Pueden fundamentar el vicio de la voluntad con estos hechos?
¿Puede un tercero intervenir y aducir por el vicio de la voluntad de esta gente?
¿Hay algún otro argumento legal que sirva para defender el derecho de esta gente de continuar la historia como ellos desean, de acuerdo con este bar monumental que ellos construyeron y que por eso les pertenece?
Ya sé que es difícil, pero pido ayuda, el tiempo corre y queda muy poco. Gracias.
Un parroquiano.
5 Comments:
sherman,
otro aporte de fotos
http://www.buenosaires.gov.ar/fotogaleria/?goRepo=21
e a p p ...
F.
Mira donde te vengo a encontrar, F.
jajaja, pauloooo, como anda todo por esos pagos nene?
como caiste en este blog de german, eh?
besos desde buenos aires
F.
Porque vivia a la vuelta del britanico, eso.
JUAS
que pequeño es el mundo chey! y ahora estas en singapur defendiendo al britanico ja
baci!
F.
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