domingo, mayo 13, 2007

20 centavos

a qué fecha se refiere?
y será por cada unidad de carbono? (como dirían en star trek)
o quizá por cada palito salado...
en fin... (perdón por el fuera de foco, pero se lee, no?)
PS: los baños están sucios, y huelen bastante mal, parece que algunas cosas no han cambiado tanto. Jua.

viernes, mayo 04, 2007

un bar cualquiera

Creí que esto estaba terminado, pero visto y considerando que hay algunos coletazos aquí va un poquito más (me gustaría saber más acerca del asunto según el cual habrían pagado por el nombre solamente a dos tercios de la sociedad de hecho de los gallegos).

Hay quienes parecen confundir la palabra salvar con derribar, y el mundo del reciclado tiene mucho de este asunto. Muchas veces son torpes y otras, sutilmente, se hacen los giles.

En el bar de la esquina ya no solamente no tenés que pedir permiso sino que directamente te dicen que ni te molestes en intentarlo, si andás por ahí y te estás meando, probá en otro lado, o intentá encontrar un árbol libre en el parque, porque el bar de la esquina tiene baño pero es exclusivo para los clientes.

Puertas cerradas, ventanas cerradas.

¿Alguien esperaba otra cosa? ¿Alguno creyó que el ánimo que se hizo tradición perduraría?

Pues olvídenlo. Una y otra vez, tres hurras para el bar que se fue.

Porque lo que hay ahora es un recicladito de esos que hay por ahí. Le va a ir bien, claro, cómo no.

Pero pende sobre su cabeza un cartel invisible y enorme. Se percibe su presencia y dice muchas cosas, que a los gallegos los engañaron, que las historias que hicieron histórico al bar que allí funcionaba han sido pisoteadas, que esta es una simple maqueta y una correría que, definitivamente, no va a hacer historia, al menos no en el ámbito de la bondad, aunque sí en los anales de un nuevo rubro penal aún no reflejado en ningún código: el crimen cultural.

Por si no leyeron bien, acá sale con lupa:
¿Te estás meando? Meate encima, pero acá no vas a regar tus líquidos, porque aquí solamente evacuan los clientes. ¿Entendiste?

Es más, si sos cliente podés orinar y también defecar, en la misma visita o en visitas alternadas, no hay ningún problema, che, que este bar es notable.

Es notable. Notablemente masticado, rumiado y regurgitado, barnizado, con vidrios arenados y delantales planchados. Planchados como los gallegos, sí.

Dicen correveidiles que a Manolo no le han abonado su parte por el nombre del bar. Qué feo si eso fuese verdad. El cartel invisible empezaría a querer ser notado en nuestro simple mundo tridimensional, como los fantasmas en las películas. Casi sin darnos cuenta. Todo podría comenzar como un susurro difícil de descifrar, podrían ser letras dispersas por el barrio... la a, la ele, la erre, la de... letras que podrían formar muchas palabras quizá, pero que tarde o temprano empezarían a juntarse con un solo sentido, el del dedo acusador.

En fin, si querés orinar, meate encima.

Si te hicieron el chiste y te chantaron un laxante con forma de chicle adams, arreglatelás con un kilo de carbón, pero el ñoba, acá, es ex-clu-si-vo y con el borrón y cuenta nueva a nadie le importa un comino si viniste cuarenta y seis mil veces al bar de esta esquina los últimos cuarenta años. Porque ese bar ya fue.