miércoles, marzo 29, 2006

Una escultura viviente (ante el pelotón de fusilamiento)

Existen definiciones oficiales de lo que constituye el patrimonio cultural, aunque desde mi punto de vista éstas no parecen dejar en claro la relación íntima e incuestionable entre el hecho cultural y quienes lo realizan.

Podríamos colocar el cuadro Guernica en un cuarto con paredes de 7 metros de espesor, le pondríamos un cristal antibalas, millones de alarmas antirrobo y anti-incendio, porque consideramos a ese cuadro como “patrimonio cultural” pero… ¿y Picasso? ¿no importaría si no tuviera un pincel?

Aunque el producto artístico, de valor cultural, histórico, pueda ser “separado” de su creador y ejecutor, ¿cuál es la distancia que los separa?

Jugando a ser dioses o adivinos: podríamos mantener las grabaciones originales de Carlos Gardel en un cubo de nitrógeno a doscientos metros bajo tierra, en un refugio antinuclear pero, si hubiésemos sabido que ese avión no emprendería vuelo, ¿lo hubiésemos dejado carretear por la pista de Medellín?

¿Qué queremos? ¿objetos? ¿no importan, como se diría en la serie Viaje a las Estrellas, las “unidades de carbono” que los pensaron y construyeron? ¿acaso incurriríamos en alguna falta contra un ser infinito si los protegiéramos y les permitiéramos seguir con su obra?

Podemos otorgar medallas y distinciones, colocar placas de valiosos metales, organizar velorios muy oficiales y discursos aun más oficiales, erigir estatuas y monumentos ¿para qué? Para preservar “la memoria” dicen algunos, “para despertar inquietudes en las nuevas generaciones” dirán otros, pero si ese artista precisaba una aspirina o quizá un by-pass, ¿no importa? ¿”que se muera”?

Existen casos en los cuales los homenajes póstumos y las celebraciones frente a una lápida son más evacuaciones de culpabilidad que verdadera justicia.

Hay veces en las que tenemos la oportunidad de hacer justicia y no la tomamos.

El caso del Bar Británico es una de ellas. Una ocasión chiquita, quizá, pero es un asunto que sacude a muchas personas, a un barrio, a la ciudad.

Están por desalojar a sus dueños, trabajadores, creadores, pero solamente nos ocupamos de “la obra”, entendida ésta por las mesas, el horario, la estructura del local y muchos etcéteras, todos distintos aspectos merecedores de ser llamados “patrimonio cultural” pero que son, en verdad, una “construcción cultural”, con firma y sello de tres personas: Trillo, Miñones y Manolo. Sí, cada uno tiene nombre y también apellido, pero son Trillo, Miñones y Manolo, son un terceto que es una unidad, más allá de sus disputas internas, como los hermanos Gallagher y Oasis. Es la firma al pie de la obra.

Vamos a poner un cristal antitiempo, capas de protección, burbujas de todo tipo, pero sus autores no importan, no importan sus voluntades.

¿Saben qué pasará? Claro que sí:

  1. se va a llenar todo de moho y suciedad (otra peor que la que hoy seguramente podría desterrarse de los sanitarios públicos);
  2. y se habrán completado los requisitos para definitivamente “borrar del mapa” lo que quede del Bar Británico.

La corrupción del cuerpo sin vida. Inevitable.

Esto no significa que aspiremos a la inmortalidad, no. Los gallegos están cansados, alguno más que otro, pero están, y han sido engañados. Nunca pensaron en “perder”, “dejar”, “abandonar”, decirle “chau, sin más” a su obra de 45 años. Y no porque ellos siquiera fueran conscientes de esta “construcción cultural” porque no son artistas “premeditados”, son artistas espontáneos. ¿Acaso Van Gogh o algún otro impresionista previo “supo” que tal o cual de sus cuadros sería emblema o inspiración o punto de partida de un nuevo estilo? Es tan probable como que el cuadro que nosotros vemos como “fundamental” ni siquiera fuese el que más le gustase al artista…

El Británico puede cambiar, pueden irse de a poco sus creadores, pero hay seguidores con más de 20 años de entrenamiento (¡nada menos!).

El Británico es UNA ESCULTURA VIVIENTE, una obra monumental en sí misma, hecha PRINCIPALMENTE por Trillo, Miñones, Manolo y a la que aportamos un poquito cada uno de los miles y miles de clientes habituales y ocasionales, ignotos e ilustres.

El Británico VIVE, no vive de recuerdos, como las estatuas de cera o algún otro inerte en el Café Tortoni; con todo el respeto que merece ese ámbito, bello lugar, hoy atestado de turistas y totalmente desesperante ya que para tomar un café hay que soportar una seguidilla interminable de flashes fotográficos y gentes posando con uno como “objeto decorativo” (¿patrimonio cultural?). Otro tanto podría decir de La Puerto Rico, remozada y elegante pero donde no se puede pedir una gaseosa y un especial de jamón y queso sin tener $15.- en el bolsillo. Claro que hay lugares que mantienen su estirpe, como el Café de García, pero nada de eso obvia el valor del Bar Británico.

Por este medio propongo la protección del Bar Británico, de su estilo y sus instalaciones, pero también de sus hacedores, que junto con sus parroquianos contituyen una escultura viviente. El Británico Es-cultura. Hasta es gracioso ¿no? Podría ser un eslogan, y si así fuera no haría más que representar fielmente a la realidad.

Como simple parroquiano, no cuento con el conocimiento específico de las leyes que permitirían hacer efectiva esta protección y hasta quizá haya que hacer algunas nuevas si nuestros representantes lo creyeran adecuado.

Si acaso dejáramos que la nueva generación, irrespetuosa de la historia a la que abonaron sus mayores, del patrimonio cultural que es un hecho reconocido y de estos pequeños próceres, trabajadores humildes, amigos de cada simple visitante de ese espacio siempre abierto, digo, si permitimos que alguien borre de un plumazo, arrase con esta obra de arte, entonces habremos saboteado el avión aquel de Medellín, cortado las manos de Da Vinci al nacer o impedido que el Sargento Cabral rescatara a su jefe en San Lorenzo.

Puede parecer grotesco, sí. Debo hablar así para ponerme a tono con lo grotesco de nuestra ignominia, nuestro descuido y nuestras decisiones inexplicables que destinan el dinero público para la construcción de un seudobulevar a metros de Brasil 399, en las primeras cuadras de la avenida Caseros, mientras los niños cruzan la calle en la esquina de su escuela imaginando sendas peatonales, o cientos de miles hacen rayuela a diario para no dejar sus huesos en las veredas destrozadas de la plaza Constitución.

Señores: todo está por hacerse. El desafío es grande pero también es urgente. El Bar Británico debe seguir y el Bar Británico es más que una mesa y una vitrina.

Un día, esta escultura viviente va a morir, pero no podemos arrogarnos el derecho a elegir en qué día.

No manchemos nuestras manos con sangre cuando podemos usarlas para evitar ese crimen.

un cliente

CC: Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Dirección de Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación, suplementos culturales de diarios La Nación y Clarín, diario Crónica y más.

lunes, marzo 27, 2006

¿en qué sentido me lo dice?

La ciudad tiene estas fotos en su sitio web... si no van a defender a los gallegos, creadores, constructores, pilares del británico... ¿qué van a proteger? ¿la buaserí?

(en la página de destino seleccione fotorreportaje / bar británico)


ver fotos

domingo, marzo 26, 2006

la última jugada (antes del final)

Extraña cosa, o quizá no tanto, pero el Bar Británico no es un bar, sino una cierta reacción química con, al menos, estos componentes:

1. tres gallegos;
2. esa esquina de Defensa y Brasil;
3. más de 40 años de rodaje;
4. el nombre del bar;
5. sus clientes.

Todos los elementos son imprescindibles: quitemos cualquiera de ellos y el británico no existe más.

En principio, y de acuerdo a lo visto, hablado y leído, este es el final:

1. los gallegos firmaron un convenio de desocupación que implica la entrega del local libre de ocupantes el 1 de abril a las 12:00 hs;
2. a menos que logren "vender" el nombre, ya no será más el Británico;
3. se terminó el ciclo de 40 años;
4. si fuera a seguir será en otro local;
5. los clientes... bueno, cada uno veremos.

Siguiendo el razonamiento propuesto, el Bar Británico está despidiéndose para siempre.

La última jugada
A pesar de este panorama sombrío, coadyuvado por el accionar de los propios dueños del bar, queda una esperanza, hay una visión:

1. ellos nunca planearon "perder" el bar, el valioso fondo de comercio que es fruto del trabajo de sus vidas;
2. Trillo y Miñones, uno por cansancio y otro por problemas de salud, sí pensaron en ir retirándose del trabajo, de hecho Miñones no está en el bar desde hace un año, pero tampoco pensaron en "dejar morir" el negocio para el cual tenían / tienen sus planes propios, sea venderlo a sus empleados o a un pariente o lo que sea;
3. Manolo simplemente no concibe otra vida más que la que viene llevando, seguir en su actividad como hasta ahora.

Preguntas:
1. El fondo de comercio tendría un valor aproximado de U$80.000.- ¿Los gallegos son tan zonzos que no les importa perder este dinero?
2. Si lisa y llanamente terminara la explotación del local, se extinguiera el Británico, deberían pagar alrededor de U$50.000.- en indemnizaciones. ¿Creen ustedes que ésta es la idea brillante que pensaron para terminar esta historia de vida?

Según lo que he conversado con cada uno, estas son las respuestas:
1. Manolo entendió que "en marzo se firmaba el nuevo contrato de alquiler";
2. Trillo viene de un momento muy difícil en el aspecto personal y actuó en cierto modo como Manolo, sin pensar demasiado y, siguiendo a Miñones, firmó;
3. Miñones está luchando con su salud y firmó porque le dijeron que "ahora todo el mundo lo hace mientras no tiene contrato".

Nada de esto implica que hubiera una intención concreta de dejar el bar, y mucho menos de verse envueltos en pérdidas por aproximadamente U$130.000.-

Digresión: yo creo que el argumento utilizado por los propietarios estaría en el orden de "la seguridad entretanto no haya un nuevo contrato firmado y en el caso de que ellos tuvieran algún 'inconveniente' como, por ejemplo, morirse, y que alguno de sus herederos o dependientes se 'apropiara' del lugar".

Yo entiendo que aquí se habría "manipulado la voluntad" de estos señores para terminar con ellos, más que con el bar ya que eso está fuera del alcance del propietario (los diarios dicen que fue a Cultura de la ciudad para comprometerse a no hacer un ciber, pero de los gallegos, nada..., en fin, fue a neutralizar el efecto de la presentación de firmas).

Señores del Derecho:
¿Pueden fundamentar el vicio de la voluntad con estos hechos?
¿Puede un tercero intervenir y aducir por el vicio de la voluntad de esta gente?
¿Hay algún otro argumento legal que sirva para defender el derecho de esta gente de continuar la historia como ellos desean, de acuerdo con este bar monumental que ellos construyeron y que por eso les pertenece?

Ya sé que es difícil, pero pido ayuda, el tiempo corre y queda muy poco. Gracias.

Un parroquiano.




jueves, marzo 23, 2006

noche de miércoles

Anoche me lo pasé en el bar. Llegué a eso de las doce y media creyendo que no habría mucho revuelo con el asunto pero, claramente, me equivoqué. Había bastante gente y seguía llegando, más temprano hubo una asamblea (cómo me gustan estas asambleas...) y bué, cámaras de fotos, filmadoras... no puedo quejarme, yo también había llevado mi cámara, justamente para generar nuevo material. El señor Manolo. Qué barbaridad. El tipo está penando, tranquilo, laburando, pero ni se detuvo a comer esa pata de pollo con ensalada.

No voy a decir mucho más por ahora. Mañana viernes tendré algo más de información y quizá pueda ayudar a establecer una acción concreta que sirva para que todo siga. La cosa está fiera, no nos engañemos, pero le veo algunos rincones y será cuestión de analizarlos con quienes saben de estos temas.

Un brindis a la salud de Manolo, tipo terrible que cuando estaba por irme me tomé el café número 1000 y me puso al lado un cognac psicotrópico cultivado en esa esquina. Y esa es la otra razón para la brevedad en este reporte.

Arriba, autofoto, detalle del piso y un poco de calma a las 5:15 am.

Salud!

miércoles, marzo 15, 2006

dice Trillo: "hay que pelearla"

Esta mañana estuve en el bar y hablé con Trillo. Pobre. Está triste y cansado. El hijo del dueño histórico quiere meterse en el asunto. No precisa el dinero (como tampoco decir las barbaridades que dijo, según los diarios, como "que se vuelvan a España"), tan solo se mete porque se le dio la gana o por codicia o porque no los quiere.

Aparentemente, con 6.000 firmas la cosa podría dilatarse, al menos para buscar una solución. Ya habría 8.000. Y la cosa no termina con el bar, los clientes y los dueños del fondo de comercio, sino que también está en juego el empleo de los muchachos que trabajan ahí y que tienen dos décadas laburando. Obviamente Trillo, Manolo y Miñones no están para pagar una indemnización, pero tampoco para bancar un alquiler que sea impagable...

Yo me pregunto, con bronca y desprecio: ¿Alguien podría explicarme para qué mierda están haciendo esa veredita seudobulevár en la avenida Caseros? ¿Cuánto cuesta esa boludez y cuál es la utilidad? Semejante porquería inútil, fea, ridícula... ese es dinero nuestro. Señor Intendente pintado de Gobernador o como se llame: pare con esa obra inexplicable y destine ese dinero para subvencionar, ayudar al Británico o hacer algo que conforme al dueño del local. Expropie y déle la administración del bar a estos señores que son trabajadores de verdad, de 0 a 24, no un rentista mequetrefe ni un contratista o devastador de presupuestos en boludeces.

Perdón por el talante, pero esto me subleva. A una cuadra del bar están haciendo esa pavada...

Este asunto me recuerda el tema de Larralde, tan solo que estos gallegazos ni siquiera dejaron la tranquera abierta, siempre garparon, religiosamente. La otra diferencia es que, si se van, no habrá un perro para despedirlos, sino 100, 1.000, perros, gatos, bípedos y cuadrúpedos, estatuas, monumentos, plumas, callos, zapatillas gastadas, borcegos y sandalias, cámaras de fotos, de video, de cine, caballeros y de los otros, minas y tipos de todas las calañas, viejos, jóvenes... y no sé si habrá despedida, no sé si van a poder arrancarnos de ahí.

En ese rato que estuve veía a gente que se acercaba a firmar, todos de distintas edades y aspectos, una señora que seguramente ya sale poco de su casa, otra muy urbana y probablemente viva en otro barrio, pibas, señores, flacos... La mayoría venía especialmente.

Esa fauna es solamente del Británico. Y miren que hay otros bares en Buenos Aires, pero en el Tortoni se habla en inglés y en alemán, no se puede estar, lamentablemente, todo el tiempo flashes y gente posando. El Café de García es una maza, bendecido por estar lejos del centro, pero bueno, no está en el centro y además es medio "bar de hombres", no por ánimo de la gente, pero es medio así, mientras que el Tánico se ofrece y es visitado por tutti quantti. La Puerto Rico es una vergüenza, por una coca y un pebete de monja y soque te fajan 14 mangos y no se les mueve un pelo, caraduras...

Por el Británico pasaron todos, las figuritas, pero que ahí no son más que nadie, ya saben, Borges, etc. etc., los monstruos sagrosos. Ayer mismo en TV el periodista le preguntaba a Trillo "y en qué mesa se sentó el Che a planear el viaje en moto" (Sr periodista, gracias por ocuparse del bar, se le ocurre alguna otra huevada para preguntar?) y Trillo qué le iba a decir... pero de pasada manda: "y ahí se sentaba el otro... el viejito ése que casi no veía... el escritor...", "BORGES?!?!", "sí, ese..."

Claro, lo que pasa que ahí no hay estatuas de cera, ni fotos, ni carteles, ni nada, no se hace ahlaharahca. No señor. Ahí se toma café, cerveza, se charla o se toca el violín, pero el lugar es igual para todos y nadie es distinto. No hay VIP, no hay patovicas, no hay horarios. Cuando todas las luces de la ciudad se apagaron hay una que siempre está encendida, una máquina de café funcionando y un gallego listo para despacharle una taza y un chiste.

Buenos Aires: Gardel, Cadícamo, Celedonio, De la Púa, tantos... tantos te cantaron y te escribieron y te quisieron. Hoy Buenos Aires somos nosotros y si no la cuidamos un poco nos vamos a la mierda y mandamos al carajo a estos chabones que decimos que respetamos, que admiramos.

El Británico es un Buen Buenos Aires y debe seguir.

lunes, marzo 13, 2006

aportes 01



viva el Británico
Austin, de wickerparkusa

manden material!!

pueden enviar fotos e historias a / you can send pictures and stories to / vous pouvez envoyer des photos et histoires a:
barbritanico@gmail.com
gracias, merci etc.

en los diarios...

clarín
página 12
No soy del club de sabina, pero le agradezco la mención: la nación
más en La Nación

la vitrina no se toca















En verdad hay quien se atreve a desmontar estas piezas arqueológicas? Los curadores del museo de ciencias naturales de la ciudad de La Plata dudarían en hacerlo, pero parece que hay atrevidos que están dispuestos a cualquier cosa. Sr. Jorge Telerman, usted tomó un café o una birra en el británico? Por qué no se fija si puede contentar al ambicioso que quiere liquidar este refugio universal para llenarlo de cables y pantallas? La ciudad ya ha gastado nuestro dinero en cosas menos útiles que la protección de este templo.

la mejor taza de café













Hay muchas razones por las que existen vasos, tazas y copas de distintas calidades, pero las que yo creo fundamentales son la curvatura, el grosor del cristal, vidrio o loza y el sistema de agarre. Estas son las mejores tazas de café de bar todo buenos aires.

una noche cualquiera

















no importa si es de día o de noche, el británico está abierto... trillo, josé o manolo, alguno de los tres está listo para traer un café o un whisky o una cerveza bien fresca.

¡¡que viva el británico!!

Hace instantes pude ver a don José Trillo en TV asegurando que el británico cierra al final de marzo de 2006... dentro de quince días.

Invito a todos los que alguna vez estuvieron en ese bar y aprecian su continuidad que lo digan aquí y pasen la voz, que lo expresen como quieran, como puedan, con fotos, cartas, historias, poemas.

Que viva el británico, carajo!!